La física cuántica y el Diente

Cada vez que veo algún video o programa en el que abordan el tema de la física cuántica, me prendo. Pasan los minutos y lo voy llevando con solvencia (me digo: “vengo bien, hasta ahora vengo bien…”), al punto que si alguien cayera en ese momento, podría explicarle con mis propias palabras lo que escuché. Lo que aprendí. Cinco minutos más tarde no sé qué pasa: me desconcentro, me vuelvo idiota, la gente comienza a hablar en otro idioma, no sé qué fenómeno extraño se configura. La cuestión es que dejo de entender. No sólo lo último que escuché sino lo que ya había entendido.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailNo obstante, insisto. Me gusta la física cuántica. Algo así como la ópera. No entiendo pero me gusta, porque sé que ahí hay algo esencial.
El asunto es que una vez escuché –si no entendí mal, lo cual es probable- que pueden existir infinidad de sistemas solares como el nuestro, universos como el nuestro, mundos como el nuestro. Infinitos. Así, es altamente probable que uno o varios de esos infinitos mundos sea tal cual este. Y en él habiten gente como nosotros. O sea, personas claro, pero nosotros mismos. Yo o muchos yo viviendo en varios mundos. No sé si ponerme contento o lamentarme por ellos.
