TOMÁS ENRIQUE ÓRDENES HERRERA

Don Tomas Órdenes Herrera nació el 30 de octubre de 1946.

Emigró desde Chile, en el año 1973, y llegó a Tandil en 1977. Su primer trabajo fue en el antiguo Quincho, en la zona del Dique. Fue muy conocido por trabajar de mozo en Yamó, La Giralda, confitería Norma, Don José y, finalmente, en La Caseta.

En sus últimos años, disfrutó con sus compañeros y amigos de la Ludoteca, participando en grupos de teatro de la tercera edad.

Su familia lo despide de la siguiente manera: "Pá, nuestros corazones quedaron tristes con tu ida, pero nos has dejado muchas enseñanzas y valores que tenemos arraigados. Fuiste un pilar para tus hermanos y sobrinos. Donde quieras que estemos, estarás presente.

Tus hijos, nietos y bisnieto.

Te amamos por siempre. 25 de junio 2023".

CARLOS ALBERTO LÓPEZ

El pasado 26 de mayo falleció Carlos Alberto López, un querido vecino de esta ciudad, que tenía 87 años de edad.

Carlos nació el 30 de julio de 1935 y fue el menor de los cinco hijos de Juan López y María Caparrus.

Su infancia, adolescencia y primeros años de juventud transcurrieron en el campo, en la zona cercana a la Base Aérea. Allí, junto a su familia, se desempeñó como peón rural hasta su llegada a la ciudad de Tandil.

Siendo muy joven, ingresó en Metalúrgica Tandil, trabajando en este lugar por 36 años, siendo un orgulloso como empleado, dedicado y atento a sus tareas.

La música también ocupó un lugar importante en su vida, y fue un apasionado del tango y el bandoneón.

El “tío Carlos”, como lo llamaban cariñosamente sus sobrinos y sobrinos nietos, fue siempre una persona presente y amorosa para su familia.

Partió en paz, rodeado del amor de sus cuidadoras y de su familia, que hicieron más amenos sus últimos días en el plano terrenal.

HUGO RICARDO BILBAO

Falleció el 23 de junio, en Tandil, a los 80 años.

Había nacido el 10 de octubre de 1942, en la localidad de Balcarce.

Siendo muy joven, vivió en el sur del país, donde se desempeñó en varios trabajos vinculados a la mecánica, especialmente en el manejo de distintas maquinarias y calderas.

Ya en la ciudad de Tandil, trabajó durante muchos años como sereno de la ya desaparecida planta de lácteos “Magnasco”.

En la década del ‘90, se casó pero el matrimonio no tuvo hijos.

Hincha de Boca Juniors, disfrutaba de mirar partidos de fútbol por televisión. También le gustaban mucho los animales, en especial los perros. A lo largo de su vida, estuvo rodeado por canes, que le manifestaron su cariño y su respeto. En los últimos años, dos perros fueron su gran compañía.

Fue una persona muy solitaria, que disfrutaba de pasar largas jornadas dentro de su casa, de la que sólo salía para ir de visita al hogar de unos pocos familiares.

Ya jubilado, antes de la pandemia, las colas en la puerta del banco a la madrugada para cobrar la jubilación eran también un espacio para la socialización. Allí, aprovechaba para conversar con otros hombres y mujeres que estaban en su misma situación.

El último tiempo, estuvo acompañado por su querida perra Milagros y su otro perro al que llamaba Picho. Además, lo rodeaba su familia del corazón, la cual lo abrigó hasta el momento de su partida, como así también su querido amigo Miguel y familia.

Sus seres queridos lo recordarán como “una muy buena persona, un hombre muy generoso, siempre dispuesto a dar una mano”.

ALBERTO RICARDO GARCÍA

El 20 de junio pasado, a los 90 años, murió Alberto Ricardo García, conocido por “Tite” entre sus familiares, amigos y seres queridos.

Al repasar la historia de su vida, su familia lo despidió así: “Tite: tu documento dice que naciste como la patria, un 25 de mayo, y te fuiste un 20 de junio, Día de la Bandera, en silencio, como Belgrano.

Tuviste una vida claramente segmentada en etapas: la adolescencia y juventud, signada por el deporte, descollando en básquet, fútbol y natación. En principio, en los famosos ‘entreveros’ entre la Escuela Normal y el Colegio San José, luego en los campeonatos para el club Boca y posteriormente, en Independiente, donde se consagraron en varias oportunidades.

Ya adulto, pasaste a formar parte de la cooperativa de seguros El Centinela, donde conociste a la que sería tu esposa Mabel, con quien tuviste 3 hijos.

Ya en la década del 70, cuando se creó nuestra querida Universidad, estuviste entre los 4 ó 5 primeros empleados, desempeñándote en principio como secretario del Dr. Cruz, primer rector, para pasar luego a la jefatura del Taller de Impresiones.

Muchos años después, llegó la jubilación, pero seguiste trabajando, esta vez como coordinador de Aulas Comunes, en el Campus.

Ya en esta época se iniciaba la etapa de los viajes, desde Usuahia a La Quiaca, desde la Cordillera de los Andes a los palmares de Entre Ríos, siempre rescatando momentos especiales, sobre todo en la Quebrada de Humahuaca, que era nuestro lugar en el mundo.

Y por último, llegaron los nietos, dos de los cuales siguieron la línea histórica naciendo un 2 de abril y un 25 de febrero, coincidiendo con la Gesta de Malvinas y el nacimiento de San Martín.

Hoy estarás jugando un partido con tus amigos de toda la vida, Cosco, Torrenti, Demarco, Demarchi y tantos otros, que mencionabas a diario hasta el cansancio. Y tal vez, si en el cielo hay una gran salamandra, tengas una prolongada charla con el querido Negro Loidi, que tanto queríamos.

En la casa quedaron casi 30 medallas y un sinfín de cuadritos con los escritos de Castelnuovo, Aldasoro y otros viejos socios del Independiente, que te recordaban como una figura importante del deporte tandilense, lo que te llenaba de orgullo.

Te extrañaremos mucho, Tite. Que descanses en paz. Tu esposa, hijos y nietos”.

CRISTINA SUSANA COMPÁS

El 13 de junio pasado, a los 70 años, falleció Cristina Susana Compás. Había nacido el 23 de mayo de 1953.

A 27 días de su partida, la recuerdan sus hijos Pablo y Mariano, como guía, enseñanza, espiritualidad, arte y ciencia, como madre. “Por Luis a quien elegiste para tener tu familia, tus hijos y tus gatos, los viajes y el reposo. Por aquellos cercanos con quien compartiste un té, un mate, un cuento, una historia. Por tus exalumnos, desde aquellos que dijeron que enseñaba bien, igual que la madre, y por igual aquellos que dijeron ‘fue la única que me mandó a amonestar o me sacó de clase, bien merecido lo tenía’.

Ya reunida con su madre y su padre, todos los que quisiste y te queremos te deseamos que sigas por tu camino. Vuela alto. Te queremos te deseamos que sigas por tu camino, que tu brillo se haga luz”.

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